Nuevas Historias

La Pieza que Faltaba.


Manuel y Fermín eran amigos de toda la vida. Estudiaron y crecieron juntos, lograron entrar incluso en la misma universidad. Se casaron y sus esposas se hicieron amigas. Manuel y Fermín se reunían por lo menos dos veces al mes para beber, conversar y jugar.
Todos los juegos de mesa los tenían: ajedrez, ludo, damas chinas, cartas, etc. Siempre encontraban algo con qué pasar el tiempo mientras sus esposas salían de compras o se regalaban un día para ellas. Una de esas tardes, Manuel apareció con un rompecabezas, alguien extraño se lo había recomendado en la tienda, hasta convencerlos de comprarlo.
Empezaron a armarlo por los bordes como siempre. Eran 2000 piezas, así que le dieron lento. Bebían, armaban un trozo y reían compartiendo algún chiste. Cuando ya empezaba a tomar forma, Fermín sintió un escalofrío extraño y le pidió a Manuel que pararan. No le gustaba lo que estaba sintiendo.
Fermín por el contrario sintió curiosidad. Parecía una calle oscura con un solo bombillo encendido al fondo. Manuel insistió en que tenía un mal presentimiento, pero Fermín ya dominado por el alcohol le instó a continuar y a aprovechar que estaban sin las chicas. Un fuerte color rojo comenzó a aparecer.
Siguieron con el rompecabezas, aparecieron piernas, brazos, zapatos tirados y ropas desgarradas. Fermín insistía en que algo malo iba a suceder, lo olía en el aire, una voz interna se lo decía a gritos. Pensó en dejar a Manuel solo, pero en el fondo también sentía curiosidad. De pronto, una leve voz, la de su esposa le susurró al oído: ¡Ayuda! Pareció oír. Y entonces, Manuel gritó, era espeluznante y aterrador su grito acompañado de lágrimas. El terror se dibujó en su rostro cuando colocó la pieza que faltaba. La imagen era de dos mujeres asaltadas y degolladas en una oscura calle. Fermín quedó frío al ver que eran sus esposas.


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